Diversas fuentes reconocen a esta casa como la del pastor cacereño a quien se le apareció por primera vez la Virgen, a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, siéndole encomendada la tarea de construir una modesta ermita para colocar su imagen. Su cuerpo yace sepultado en la nave contigua a la sacristía del monasterio, lugar exacto donde, según la tradición, apareció la talla románica.
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